HORROR

Estándar

        

Por Francisco Gómez

He visto, leído y escuchado con horror el asesinato de cuatro mujeres por otros tantos “supuestos” hombres que no merecen colgarse esta condición que no les pertenece.

         Me ha conmocionado hasta la base de la médula cómo un niño intentaba defender a su Madre mientras su pareja la mataba. Intento imaginar sus gritos, su dolor, su incomprensión y la rabia ahoga. Este gran niño valiente recibió heridas de carácter leve. En la casa había otros menores. No puedo, soy incapaz de entender por qué un tipo comete semejante barbaridad, semejante atrocidad y además delante de niños. No puedo, no me cabe en este corazón conmovido. El dolor que sentirán los niños ahora que no está Mamá. Oigo sus gritos, su incapacidad de comprender la locura y mi mente se ahoga, las lágrimas de la desilusión navegan por las mejillas y no hay dique que las contenga ¿Cómo calmar el dolor de los niños…? ¿De qué manera cuando ya no está la Mujer más importante…? Y quien tenía que cuidarles, protegerles, quererles, ha cometido semejante atrocidad.

         Otro “individuo” ha asesinado a tiros en un pueblo de Cádiz “a su amor”. Un hombre digno de tal nombre que quiere a una mujer, que ama a una mujer, NO mata a la mujer amada, a la mujer querida, a la mujer anhelada. Esa actitud cobarde y celosa NO es de amor. Un hombre que ama a una mujer, que suspira y venera por una mujer, NO hace daño a una mujer. A pesar del desamor, de las naves que parten con rumbos distintos, a pesar del dolor por el sentimiento no correspondido, No maltrata, No hace  daño y muchos menos asesina a una mujer. Asume como puede su derrota y marcha en soledad por esas calles donde nadie espera en el océano de su silencio y ausencia. Con el dolor anegándole el alma pero sin hacer daño. En el acto amoroso de querer desde la distancia y la soledad y prepararse para el imposible olvido.

         Otro impresentable, por llamarlo de alguna manera, ha estrangulado a otra mujer con quien había mantenido relaciones sexuales. Una mujer. que no era su pareja y aunque lo fuera, te regala el secreto de su intimidad y tú la asesinas. ¿Es así como correspondiste al acto recíproco del deseo?

         El primer domingo de la última semana del año cuatro mujeres han caído asesinadas por tipos que no merecen colgarse la etiqueta de hombres. Los hombres, la inmensa mayoría de los hombres, así lo pienso y creo, No somos maltratadores, No somos acosadores, asesinos, violadores. No hacemos daño a los niños. Respetamos a las mujeres y a las personas mayores. Esa etiqueta sí quiero ponérmela.

         Las leyes también contemplan como violencia de género los asesinatos que se producen fuera de la pareja o ex-pareja. Leo en la prensa escrita que los meses vacacionales -Navidades, Semana Santa, Verano-, son más proclives al atentado de violencia contr la Mujer pero “hay conflictos familiares, se toman decisiones y el agresor lo siente como un cuestionamiento de su autoridad”, manifiesta el ex-delegado del Gobierno contra la violencia de género. La media de crímenes por este motivo es de 5,5  mujeres en verano y 4,7 en Navidad

         Parece que durante la convivencia se incrementa la tensión y la posibilidad de violencia, como comentan los psicólogos especialistas. Pero no todos los casos vienen por situaciones de vivir juntos.

         Entre diciembre de 2022 y estos primeros días de 2023, once mujeres, once vidas, once proyectos, once ilusiones, once esperanzas han quedado rotas. ¿Qué nos pasa como sociedad? Los psicólogos advierten que los asesinos no son seres monstruosos sino hombres integrados, que pueden ser estupendos vecinos, compañeros de trabajo o amigos. Es la cara oculta de un mundo, un universo que esconde insatisfacciones, problemas, diferencias pero que nunca deberían acabar con las consecuencias trágicas de asesinar a mujeres y/o niños.

         Un hombre digno de su condición no comete estas atrocidades y tropelías. La inmensa mayoría de los hombres no son asesinos. Las mujeres, en ningún caso, pueden ser asesinadas “por amor”, ni por nada.

        

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