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VII ENCUENTROS CON LA POESÍA

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CONSUELO JIMÉNEZ DE CISNEROS INAUGURARÁ ESTE PRÓXIMO MIÉRCOLES EL VII CICLO DE “ENCUENTROS CON LA POESÍA” EN LA BIBLIOTECA PÚBLICA MUNICIPAL “MARÍA MOLINER” DE ORIHUELA

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VI Encuentros con la poesía. Eduardo Boix

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Mañana estaremos con Eduardo Boix.

Candidato a los premios de la crítica valenciana 2021 por sus libros Los Confinados (Fifty. Ed Frutos del Tiempo)

en la categoría de ensayo y Columna del miedo (Eolas), en la de narrativa.

Encuentro con la poesía en la Casa Natal de Miguel Hernández. 27 poetas, libro.

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CARLOS JAVIER CEBRIÁN

Salies de Bearn, Francia, 1965.

 

Director de la Asociación Cultural Ediciones Frutos del Tiempo de Elche desde 2011. Coordina para la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Elche los ciclos literarios que organiza la misma desde 2016, con el título de La Dignidad de la palabra. Dirige las colecciones Frutos Secos de narrativa y las colecciones de poesía Lunara, y Lunara poesía plaquette.

 

Ha publicado los libros de poesía

Poemas de lluvia y alquitrán, Ediciones Inauditas 1987, Heroína, Col. Lunara Poesía 1991, Humo que se va, Col. Diarios de Helena 1999. Seleccionado en el ciclo ALIMENTANDO LLUVIAS del Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert. Pliego nº 8 2001. Celebración del milagro, Editorial Celya 2005, Maneras distintas de amar o des-amar, Pequeña editorial, Elche 2006, (Edición limitada, no venal), Estragos, Colección Le Chat nº 1. Edición de Pedro Serrano, 2012, Bagatelas, Pliegos de la palabra. Editorial Babilonia, 2016, y Vida de poeta colección Lunara poesía plaquette, 2018.

Y de prosa:

Las noches de marzo. Ediciones. Inauditas 1989, De belleza perezosa. Col. Temes D’Elx. 2000. Publica desde 2004 hasta 2006 y durante 2008 una columna de opinión semanal en el Diario NOTICIAS ELCHE, titulada COSAS MÍNIMAS.

 

MÚSICA Y POESÍA

La poeta nicaragüense Ana Ilce Gómez, escribió estos versos memorables:

me pregunto para qué escribo, para qué sirven estas líneas, si al leerlas alguien no fue mejor o más piadoso o más confiado…**

 Yo creo que Miguel Hernández con sus poemas nos ha hecho mejores a todos los que lo hemos leído, más piadosos y más confiados, lo creo sinceramente y con emoción.

Mi vinculación con Miguel Hernández se puede decir que fue musical. Yo empecé a escribir porque quería componer canciones, quería formar una banda de rock o de pop, y para ello empecé a cursar Solfeo y Guitarra en el Conservatorio. Para acompañar mis ingenuas melodías empecé a escribir mis letras ingenuas. Pronto me dí cuenta de que se me daba mejor escribir palabras que componer melodías, supe de inmediato que no me bastaba con acertar con la rima y la musicalidad, quería decir cosas, estaba haciendo algo parecido a poesía. Busqué lecturas, poetas, libros y cayó en mis manos Veinte poemas de amor y una canción desesperada y lo devoré, y en casa de mi novia, en el tocadiscos de su padre, descubrí el vinilo que Joan Manuel Serrat grabó con los poemas de Miguel Hernández, y otra vez emocionado supe que apenas había diferencia entre música y poesía, lo importante era la emoción, el sentimiento, el lenguaje, la creación…

Seguramente Serrat, y Hernández y Neruda son los responsables de que yo haya dedicado los últimos 36 años a escribir versitos de amor de esta misteriosa manera que ni yo mismo sé explicar…

Estoy seguro de que nadie es mejor persona después de leer mis poemas, ni tampoco más piadoso o confiado, pero yo cuando leo a Miguel sí me sé mejor, más confiado -pese a todo- con el ser humano, con la vida, con la poesía, sí, definitivamente Miguel Hernández nos hace mejores, con su poesía y con su ejemplo, más tolerantes, más personas de bien, estoy seguro, ese es para mí su legado…

 

Menos tu vientre todos es oscuro, menos tu vientre claro y profundo
Menos tu vientre, Miguel Hernández/Joan Manuel Serrat
 
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
20. Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Pablo Neruda

 

**Entredicho de la poesía/Telar de duda.
Ana Ilce Gómez.

 

DESNUDEZ (a modo de poética)

Si hablamos del conjunto de principios o de normas que caracteriza mi poesía, o mi obra, o si lo hacemos del conjunto de esos principios que caracteriza a una escuela, o corriente, tendré que decir que no tengo ni idea de mi poética.

Si por el contrario se trata de decir o definir el motivo, el porqué de escribir -que no del cómo, ya lo he dicho-, tengo una sencilla respuesta: escribo porque no comprendo la vida. Mi vida es algo que me ha decepcionado, a estas alturas de mi existencia, por completo. Otra manera cualquiera de decir que he defraudado mis expectativas. Llevo 36 años de escritura, un relato irregular de mi vida, y desde el principio he intentado no hablar de mí mismo con mis poemas, sin conseguirlo, claro está. Al final solo hablo de mí y mis circunstancias, le cuento mi vida a no sé quién, seguramente a mí mismo en particular y en general. Dentro de esta incomprensión también debo añadir que escribo porque tengo un miedo atroz a la muerte, a la inexistencia. No del modo que escribiera Michel de Montaigne: Lo que les atormenta no es la muerte, es morir*. En mi caso es al contrario, lo que me atormenta no es morir, sino la muerte misma, el concepto, la conclusión, la nada, el vacío, la inconsciencia.

Por todo lo expuesto, mi miedo -mi escritura- se aferra a que en el fondo yo siempre me he creído inmortal, desde niño, no puedo aceptar otra cosa, otra idea, ni siquiera la realidad. No suelo utilizar en mi poesía el plural humilde, no me gusta el uso de generalizaciones y de supuesta sabiduría, nada en mí es firme o sólido, afirmativo o perdurable para hablar por los demás. Yo me creo inmortal porque si no es así, nada de esto tiene sentido. Pero es curioso que pese a todo lo dicho, no es la muerte un motivo de mi escritura, lo es mi vida, escribo porque vivo, porque estoy viviendo, con un viaje hacia la sencillez, con desnudez. Y para ello me he sujetado a la máxima de que para mí en el poema lo importante es lo que no se dice, el subtexto. Así que me he pasado la vida escribiendo poemas de amor, ni más ni menos, desnudándome metafórica y físicamente ante todos ustedes mis queridos, indefensos, desconocidos lectores. Escribiendo, a fin de cuentas, porque me ha dado la gana. Sabiendo además, como escribe Eloy Tizón, que escribir, como vivir, siempre deja cicatrices y además es siempre una traición**.

* Los que en los suplicios vemos correr a su fin y apresurar y empujar su ejecución, no lo hacen por valentía, sino porque quieren quitarse de encima la idea de su fin cercano. Lo que les atormenta no es la muerte, es morir.
DE LA GLORIA. ENSAYOS. MICHEL DE MONTAIGNE.
**Escribir es siempre una traición. Escribir, como vivir, siempre deja cicatrices.
ELOY TIZÓN. ZOÓTROPO (Prólogo) VELOCIDAD DE LOS JARDINES, 2017.

 

IMPRE(CI)SIONES

 

De Diario de un poeta intrascendente 1993-96 (Inédito)

 

I

Las carreteras o las fronteras

donde alguna vez perdí los nombres,

donde dejé fragmentos de mi voz

nombrándote,

donde nunca

encontré respuesta por casualidad.

 

Mi deseo es garganta febril

que te llama, que te llama

y pierde voz.

 

II

 

Por ti he cruzado esa delicada frontera

-más allá de la cordura-

y el delirio no me ha acercado a ti,

no te he encontrado.

 

Me enviaste al infierno

y ahora no sé cómo volver

 

III

 

Tus labios son enemigos fugaces.

 

Creo que soy feliz…

casi me duele confesarlo.

 

La aurora es cruel con mis sueños,

siempre.

 

IV

 

El otoño con su manto de cordura

cotidiana,

por supuesto,

también ha invadido mi patio de luces;

desde mi ventana

mientras me fumo un cigarrillo.

 

Este otoño las aves migratorias,

como de costumbre, han pasado de mí.

 

V

 

Fuiste un golpe de invierno

y como el invierno llega

llegaste a mi vida;

como un invierno desmedido

abrazaste mi vida desmedida.

Tantos andenes, tantas ventanillas,

tantas perspectivas, tantos caminos,

y apareciste tú,

fuiste un golpe de invierno,

siempre eres invierno,

invierno siempre desde los andenes,

lluvia, frío, en las almohadas,

lluvia, frío, en las despedidas.

Encuentros con la poesía en la casa natal de Miguel Hernández. 27 poetas. Libro

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AN YI CAMPELLO

Elche 1958. Maestra. Ha publicado el poemario Malasia en el corazón , (Los libros imposibles, 2010) y dirigido el audiovisual de su presentación. Ha participado en varios libros colectivos de poesía: Primer Paso col. Balbec (2006), Silencio, col. Lunara Poesía (2017). Su último poemario publicado es El vuelo de la grulla, col. Lunara poesía plaquette, (2018).

Ha realizado lecturas poéticas en centros sociales y culturales en Elche, Alicante y Valencia: Malasia en el corazón, Versos al atardecer, Proporción en armonía y Lectura del Silencio. Es miembro activo de la Asociación Cultural Ediciones Frutos del Tiempo, colaborando en eventos y ciclos literarios.

 

JUVENTUD, REVUELTA Y SENTIMIENTO

Mi relación con Miguel Hernández tiene dos vertientes: una académica y otra sentimental. Mª Dolores Peiró, gran influencia y responsable de mi afición literaria. Recuerdo haber leído entoncesPerito en lunas y Las nanas de la cebolla. Después su poesía siguió presente en las clases de literatura del bachillerato y especialmente en C.O.U. Era el año 1975, ese año terminé el bachiller y comencé los estudios universitarios de Magisterio. Eran tiempos muy vivos, de reivindicación, de revuelta, de apertura, y la figura y vida de Miguel Hernández estaban muy presentes, como ejemplo de lucha, primaba más quizá su personaje que su obra. Disfruté y valoré mucho la lectura de su poesía en mi juventud. Y la cantaba, con las canciones de Serrat. Había una que especialmente se cantaba aquel año. “Vientos del pueblo me llevan, vientos del pueblo me arrastran, me esparcen el corazón y me aventan la garganta…” En mi juventud fui una persona muy tímida y poco dada a mostrar mis simpatías políticas (desde siempre escoradas a la izquierda). Venciendo esa timidez y la autoritaria vigilancia paterna, participé, en mayo de 1976, en una manifestación que reivindicaba la figura del poeta. La concentración se realizó en una pequeña plaza de mi ciudad (Elche), recuerdo perfectamente el escalofrío que recorrió todo mi cuerpo, cuando comenzaron a llegar furgonetas grises y a salir de ellas policías con porras en las manos, las carreras casi sin aliento y las violentas persecuciones. Sí, estos hechos sucedían en nuestro país: uno se la jugaba por reivindicar a Miguel Hernández.

 

Volví a tener contacto con su figura y su poética, en los actos que se celebraron en Elche, con motivo del centenario de su nacimiento: las charlas de Luis Antonio de Villena y Rosa Regás, la Exposición de su legado: objetos, documentos, pinturas. Y fue entonces cuando se manifestó un hecho curioso en mí, primero en la contemplación de la Exposición y después en la visita a su Casa Museo en Orihuela, una conmoción profunda, venida de no sé donde, que me hacía llorar sin parar, totalmente emocionada, una conexión a través del espacio y del tiempo, con su vida y especialmente, con el sufrimiento por él vivido. Tomándolo con sentido del humor, es como si estuviera pelando cebollas en cada acto al que acudía, como en la dramatización sobre las cartas que escribió a Josefina, realizada por la compañía La Nona Teatro. Y más allá de esta relación personal y sentimental con el poeta, valoro y admiro, el esfuerzo y estudio que realizó para formarse poéticamente, y la fuerza telúrica, la frescura, el compromiso y la autenticidad de su poesía.

POÉTICA

Me sigue resultando sorprendente el hecho de que los demás me consideren y me nombren poeta, así como que soliciten mi presencia para la lectura de mis poemas. Cuando este hecho sucede, me pregunto ¿soy realmente poeta? La siguiente pregunta sería ¿qué es poesía?, y como consecuencia, ¿cómo definir mi poética?

Soy una poeta tardía y con poca obra publicada. Lo que sí es bien cierto, es que fui y soy una gran lectora de poesía desde la preadolescencia. Desde entonces a lo largo de la vida hubo periodos en los que se manifestó la pulsión o necesidad de escribir, creando escritos poéticos, con una temática que demostraba una presencia en el mundo con la que no me identifiqué más tarde, tras estar mucho tiempo guardados los dejé marchar. No eran mi voz.

A los cuarenta y tantos retornó esa necesidad de la comunicación escrita, en la forma poética, y surgió clara, con fuerza, sin pudor, en toda su plenitud, y se manifestó mi voz verdadera.

Con las palabras articulo mis emociones y me comunico conmigo misma, la escritura poética es el único medio que encuentro para expresar lo que quiero decir cuando tengo algo que decir. Como dijo Oscar Wilde “Para escribir es necesario solo dos cosas: tener algo que decir y decirlo”. ¿Qué es lo que me inspira?: Las emociones que me invaden, que surgen, potentes e indescifrables, a veces, en los estados de contemplación y observación de la naturaleza, en la escucha atenta del silencio, en la comunión con el Universo, en la sorpresa y la alegría del hecho de vivir. Cuando atrapo instantes de certeza… Y cómo no, el amor y el transcurrir del tiempo, son fuente de mi inspiración.

El otro rasgo característico de mi escritura, es la influencia de la poesía y la filosofía de Oriente, tanto en el fondo como en la forma. No de una manera pretendida ni como objetivo, sino también por la posición que ha permanecido en mi persona las lecturas y las prácticas de crecimiento y desarrollo espiritual, creadas por estas culturas.

POEMAS DE OTOÑO (INÉDITOS)

 

El cielo se despide

del verano

sábanas de besos

cubren la piel.

 

Jazmín tardío

pausado adiós estival

la luz anuncia.

 

Casi imperceptiblemente

va cambiando el aire

de la noche

el verano en su intensidad

y el otoño se cuela juguetón

En la frescura matinal.

 

La luz entra tímida y calmada,

la cortina se mece con el aire,

en la estancia

lectura reposada.

 

LANGKAWI

(Isla del águila marrón)

 PENANG (Templo de KekLok Si)

(Templo de la Suprema Felicidad)

 

La colina se alza

brumosa ante la vista,

emprendo su ascensión

ilusionada,

una tímida lluvia tropical

salpica nuestras ropas,

alejada del grupo

recorro meditativa

cada rincón del templo

a ella advocado,

comparto rezos y cantos,

ofrendo velas e inciensos,

sigo el peregrinaje

guiada por no sé qué

fuerza sutil y determinante,

los pulmones no reconocen

esfuerzo y

como etéreas alas

me conducen a su presencia:

alzo los ojos y

descubro su imagen

ingrávida en lo alto.

 

De Malasia en el Corazón. Los Cuadernos Imposibles, 2010

 

MEMORIA DE LA EMOCIÓN

El puente

 

Mi puente no destaca

por su arquitectura,

no cruza grandes ríos.

Por él no pasearon

famosos enamorados

ni es fotografiado

Por sus hermosos atardeceres.

Mi puente es simple,

casi feo

pero es fiel guardián

de mi memoria sentimental.

Fue espectador silencioso

de volteretas con pololos al viento,

sujetó hileras de hormigas escolares,

presenció primaveras adolescentes

Impregnadas de golondrinas y poemas.

se estremeció con mañanas frías

de campanas tempranas.

Mas por encima de todo ello

es portador de la imagen amable,

de ternura manifiesta

de dos viejos cogidos de la mano,

con apoyo de muleta,

ella con balanceo altisonante.

 

(De El Vuelo De La Grulla )

Lectura de An Yi Campello y Javier Cebrián, en la casa natal de Miguel Hernández en Orihuela

Imagen

Miércoles 24 de octubre

19.30 horas.

Casa natal de Miguel Hernández

Calle Antonio Piniés, 70, 03300 Orihuela.