MADRE

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Imagen de Piyapong Saydaung en Pixabay

Por Francisco Gómez

En los últimos tiempos que los vientos vienen picados e indecisos, uno se ha enterado de tres cosas que le han dolido aunque la máscara externa no haya manifestado aparente emoción.

Tres queridísimos amigos han vivido episodios muy dolorosos con las autoras de sus días y noches, sus Madres. La palabra “Madre” es para quien escribe la más hermosa con diferencia del diccionario humano y de la Real Academia de la Lengua Española. La palabra “Mamá”, y más pronunciada a garganta abierta por la voz de un niño, esconde mundos, universos, dimensiones que no podemos llegar a alcanzar. El inmenso significado de la palabra que esconde historias de vivencias, emociones, sentimientos, experiencias… AMOR del bueno en la mayoría de los casos.

Uno de mis amigos, mi único patrimonio, se ha visto en la necesidad de llevar a su Madre a un centro para que la atienden, la cuiden. Lo harán bien pero también sé que él la mimaba hasta extremos de amor poco imaginables pero la situación ya era muy difícil de llevar. Un lugar de vocación religiosa en la City donde atienden muy bien a las personas mayores y ahora, según los medios de comunicación, convertirán más habitaciones en individuales, más las dedicadas a los hombres. Sé bien el socavón que esta historia le ha causado en su corazón aunque este impresentable intente rebajar el golpe diciéndole que estará allí bien atendida por monjas y personal que quiere a las personas mayores. Vanas palabras. Lo sé. Lo viví cuando le fallé a mi Padre y tuve que ingresarle en una residencia de la Generalitat Valenciana y no tuve arrestos para llevarlo yo sino que esta tarea difícil la delegué en mi hermana. Un sentimiento de culpa que aún hoy me persigue.

Otro de mis enormes amigos, un gran poeta, ha perdido a su Madre. Se ha ido de viaje directa al Cielo con los suyos, con su marido. Recibí la noticia cuando no estaba en mi pueblo y otra sensación de culpa atravesó mi conciencia y castigado el corazón porque no estuve con él para acompañarle en el Tanatorio y en la misa del entierro de su querida Madre. He podido verle y hablar con él. Lo sentí abatido, cansado. Mucha dedicación con sus hermanos a su Madre pues, como me cuenta, en el último mes estuvo ingresada hasta tres veces en el hospital. Me cuenta que ha descansado Ella y sus hijos. Ha marchado en paz pero él dice que se encuentra en un sentimiento de orfandad, difícil de entender para quien no ha perdido aún, dichos@s sois, a sus Mamás.

Otro gran amigo que apenas ha escrito pero es un excelente dramaturgo, también ha perdido en fechas recientes a su Madre. Ella vivía, como en el caso de mis otros amigos, un proceso de perder entre sus laberintos el mapa de sus vivencias, de sus historias aunque en el interior quedasen registrado los laberintos del amor y el corazón. Su vida en los últimos últimos fue un ir y venir constante desde la City a Elca, la patria de Francisco Brines. También sé que la ha querido y quiere mucho. Mucho desasosiego en la carretera, en casa de su Mamá, bregando para que estuviera bien cuidada y atendida, como mis otros amigos. Hasta que un aciago día también marchó de viaje con su marido, un hombre de palabra y mi querido amigo profesor quedó huérfano.

La cuestión de perder a la Madre me llega directamente muy adentro, hace temblar todos mis cimientos. En esta vida que no entiendo aunque haya atravesado la vereda de la mediana edad, hay tres personas, tres mujeres, por las que daría, hubiera dado mi vida, moneda de escaso curso legal. Mi Madre, mi Hermana y una Morena de Altas Torres Incendiadas cuya marcha acabó por partir el músculo cardíac

Estas no son palabras. No es Literatura. Es Vida después de vivida con Amor y Dolor. Como mis enormes Amigos viven y sienten ahora. Los entiendo demasiado bien porque he atravesado estas situaciones y no son nada divertidas.

Tengo el inmenso y terrible defecto de ser un hombre sensible, sentimental y un tanto romántico. O sea, un tipo que nunca llegará a nada. Lo tengo demasiado claro. No hace falta que nadie me lo repita.

Me ha dolido escuchar estas tragedias de mis grandes amigos y no sabía muy bien qué decir. Sólo acompañarles. Ya no tengo respuestas a casi ninguna pregunta. Las cosas de la vida….

Cada uno tiene sus vivencias intransferibles. Uno empezó a vivir el sentimiento de orfandad, demasiado pronto. Cuando aún estudiaba Periodismo y mi Madre quería ver que su hijo se hacía periodista. Desde allí la ansiedad carcome el corazón y el alma y dejé de ser quien era. Tampoco Ella pudo ver con ojos físicos cómo su hijo publicaba el que sería el único libro y Ella sería la primera destinataria del primer ejemplar superdedicado.

Os entiendo demasiado bien, no sabéis cuánto… Sólo puedo deciros que uno siente, cree, espera que aguardan en otro lugar con los ojos y los labios encendidos. Esta es mi corazonada a la que me aferro como una de mis certezas más profundas. Y que tu Madre, Buen Amigo, está siendo muy bien atendida en otro lugar que es un paraíso tranquilo en medio del murmullo urbano.

No sé ni por qué he escrito este artículo que tiene muy poco de literario y muy mucho de sentimental, de certezas de este corazón en retirada y acobardado.

Ellas están con nosotros aquí y allá y mucho más. Con Amor de Madres.

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