Archivo de la categoría: poesía sonora

«Esa mujer» por Matuška Project

Vídeo

«Esa mujer»

Música: Matuška Project

Voz, bajos: David Matuška Olzín

Bajo, arreglos y producción: Luděc Mrižo

Texto y edición vídeo: Javier Cebrián

Del poemario “Maneras distintas de amar (o des-amar) de Carlos Javier Cebrián

Huerga y Fierro editores Mayo 2020

Patrik, crowdfunding, Matuška project

Vídeo

https://www.verkami.com/locale/es/projects/23014-matuska-project-patrik-4%C2%BA-cd-del-conjunto-internacional-de-fusion-de-musica-y-poesia?fbclid=IwAR3HI1sSwnOBXusPhERHjpdnAe44jXS9Edd1Eh34rAr2c8wY9jd0HEvpfgU

 

Presentación de Pasado Propio de David Matuška Olzín en Elche

Vídeo

 

Presentación de PASADO PROPIO de DAVID MATUŠKA OLZÍN,

por Pedro Serrano

47 poemas, 1.115 versos escritos por un músico, por un tipo muy atractivo que sopesa todo cuanto dice.

Decenas de líneas, como nuestras vidas, cayéndose en los tejidos. Un puzle de postales, un todo en movimiento.

Unos poemas escritos por un compositor de extrañezas, traductor, lingüista, bajista, arquitecto de voces, agitador de sentidos, cambiador de pañales, checo, sí, mas checo enamorado.

Bien, hasta aquí el juego de palabras, la fórmula con la que se intenta llamar algo a la atención muy necesaria.

Ahora llega la oportunidad de colar entre las páginas del libro, pero no con el fin de diseccionar los poemas, o analizar los 20 años literarios que han consumido vidas al propio poeta.

No es necesario; en este momento toca oler el poemario, no es nada metafórica esta expresión que estoy utilizando, desde que se empieza a fabricar el papel a partir de la celulosa, comienzan las moléculas químicas a intervenir, empieza la madera a hacerse vieja, no solo vamos a oler la emoción del libro de David, también estamos ante un libro nuevo que nos está provocando, muy sutilmente, adicción.

Adicción por las medusas que saltan entre sus páginas, y adicción provocada en parte por las partículas residuales del pegamento que se usa para encuadernar.

Con solo abrir un libro y oler sus espacios, ya somos seguramente más poéticos dependientes.

Estamos dentro del pasado de David. Vemos la nieve para acabar disparando o preguntando, ¿y ahora qué? no puedo encontrar las huellas que me lleven a casa. Afirma el hombre de silesia.

Ya estamos dentro de un pasado propio. y allí dentro, con las palabras con la que el autor diseña sus poemas, nosotros podemos trazar un mapa donde las geografías palpitan igual que los corazones.

Matuska: eres de un lugar donde todo está perforado y atravesado por un cometa. Un lugar donde existe un saludo secreto, y en la calle, pasean piedras, animales, y a veces personas. o, pasea gente soportando la felicidad hecha a mano.

Bien, y ahora qué, el mar es una luna, tu bebes de la oscuridad, tú, eres David, o eres tól, qué y quien eres. ¿Eres un sonido? ¿Eres el sonido? ¿Eres este sonido?

Antes lo eras, antes de cualquier milagro eras un poeta nocturno, un tipo perdido bajo la lluvia, solo, perdido en el bunker, es más, incluso entonces, al contar tus penas bajo la apariencia de ese peatón nocturno, no apreciabas el detalle: seguías solo, solo, porque allí no había absolutamente

Bien, podemos confesarlo, hubo un pasado propio. Érase una vez, un oficio, un camarero, un ladrón de miradas, un poeta 800 metros abajo donde se escribe sin miedo, o un acaparador de libros que ni siquiera lee.

Hubo pasado propio, y alcohol, y muerte, y serpientes, y fango, y dolor, y lágrimas, y oscuridad, pero de esto, de todo esto queda algo que, como tus párpados, también sigue cosido a un escenario:

Queda el latido, queda la respiración, queda un dios que no está, queda la fe, a tu lado. Queda la fe, en ti.

El dolor ya se fue.

Queda la fe, en ti.