Archivo de la categoría: Ejercicios de incertidumbre

Ejercicios de incertidumbre 30, Javier Cebrián

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NIHILISMO Y PERPLEJIDAD

Un nihilista es alguien que prefiere creer en la nada a no creer en nada. Esta cita de Nietzsche, creo que me define a la perfección, o quizá solo es que me gustaría que me definiera. En verdad todos somos contradicción. Para el filósofo alemán el nihilismo significa que los supremos valores se devalúan porque su incoherencia y su vacuidad o futilidad (poca importancia o ninguna de algo, una cosa inútil o de poca importancia) o su inanidad, es decir su inutilidad, han dejado a la realidad carente de sentido.

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Ejercicios de incertidumbre 29, Javier Cebrián

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LA MÚSICA.

Yo solo quiero sentir tanto como puedo, es de todo lo que trata el alma.

Janis Joplin.

Mi querida Ada Soriano, tuvo a bien, una inconsciencia, incluirme junto a otros 18 poetas en su libro de entrevistas, No dejemos de hablar (Editorial Polibea, 2019) y para el destacado de mi entrevista, Ada eligió esta frase: Si volviera a nacer querría ser músico. Arranques de sinceridad que tiene uno. Dejando a un lado la extraña imprudencia de mi amiga -dado su acostumbrado y atinado gusto en estas lides- cometida al incluirme en el libro, esta frase resume toda mi poética, en realidad me hubiera gustado ser otra cosa, esclarecedor, ¿no creéis?

Ernst Theodor Amadeus Hoffmann (1776-1822), que fue un escritor, dibujante, cantante (tenor), pintor, caricaturista, compositor e incluso jurista, y activista del movimiento romántico de la literatura alemana, nos dejó dicho que la música empieza donde acaba el lenguaje. Su nombre de nacimiento era Ernst Theodor y adoptó el de Amadeus en honor a Mozart. El propio Wolfgang Amadeus Mozart decía que la poesía ha de ser la hija obediente de la música. Con todo esto querría decir que para mí la música es la mayor de las artes.

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Ejercicios de incertidumbre 28, Javier Cebrián

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LOS VENCEJOS 2

(EXTRAÑAMIENTO Y DESEO)

La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener.

Gabriel García Márquez.

Voy llegando sin resuello a estos últimos ejercicios. Vacío. Es lo que tiene esta costumbre de vaciarme en el papel. Escribir es el deseo desesperado de arrojar un poco de luz que nos ayude a encontrar acomodo en este mundo1.

Hoy, mediados de agosto, todavía sobrevuela esta terraza que habito alguna pareja de vencejos rezagados. Ya tendrían que haber partido al Norte de África en su migración, con el resto de su bandada. ¿Habrán sido abandonados por el resto, serán ellos que se resisten a partir? Me gusta pensar que lo han decidido ellos, aunque podría ser que los demás los hubieran dejado en poder de este cielo. Abandonar significa dejar en desamparo a alguien o algo, abandono deriva del verbo abandonar y este del francés abandonner y este a su vez de la expresión laisser à bandon, dejar en poder de alguien. El vocablo bandon significa poder o autoridad. En el lenguaje de los antiguos francos bann significaba poder o jurisdicción. Y en inglés to ban es proscribir. No creo que mis curiosos y rezagados vencejos sean proscritos, ni que se sientan en desamparo… Simplemente son más perezosos en su viaje, aunque me gusta pensar que se han declarado en rebeldía y no siguen el dictado de la masa. De alguna manera, proscritos, sí, puedo aceptarlo.

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EJERCICIOS DE INCERTIDUMBRE 27, Javier Cebrián

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EL MIEDO

Voy a empezar por el principio: tengo miedo.

Hace mucho tiempo que decidí cruzar el Rubicón en materia literaria, en cuanto al solipsismo, o como dice alguno por ahí el autobiografismo. La suerte está echada o que rueden los dados, como dicen que dijo Julio César cuando decidió cruzar ese río, esa línea imaginaria que los generales romanos tenían terminantemente prohibido cruzar con sus tropas para preservar a la ciudad, a la república romana, de tentaciones golpistas.

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Ejercicios de incertidumbre 25, Javier Cebrián

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Maneras distintas de esperar (o des-esperar)

-o cómo estar enamorado de Irene Vallejo-

Publico hoy el número 25 de mis ejercicios de incertidumbre y lo hago después de haber publicado el 26. No se trata de un error en la correlación, ni de un olvido, lo hago a propósito, adrede, aposta. ¿Cuál es la razón para hacerlo, os preguntaréis, o quizá no? He mantenido esta correlación numérica no lineal porque este ejercicio estaba pensado antes que la redacción del anterior, el 26, que es, en definitiva, posterior. Ya he comentado aquí que la realidad nos asalta y nos bifurca y en su día necesité publicar mi homenaje a mi amigo Jesús. Otra razón es la dificultad. Me cuesta mucho escribir. Cada día me cuesta más. En verso, como dice Juan Bonilla1, después de ser ganado por esta intuición de que se me acabó el decir, estoy seco, sin motivos, sin fraseo, sin perspicacia. Yo siempre he creído que el escritor es aquel que escribe, ni más ni menos. No es una facultad, tampoco es, espero saber explicarme, un oficio, esto corresponde al escritor profesional, si es que esto existe. De tal forma que si uno no escribe, deja de ser escritor, sencillo, fácil.

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Ejercicios de incertidumbre 23, por Javier Cebrián

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EL BESO

a Fini, a Paco, a Kamera.

Hay canciones asociadas a la vida de uno, a su memoria, al recuerdo, a momentos felices o a momentos de dolor. Jacinto Benavente1, uno de nuestros premios Nobel, bastante olvidado por cierto, decía que la felicidad no existe en la vida, solo existen momentos felices. Yo sinceramente pienso lo mismo. De hecho lo he escrito- una de las cosas que más me gusta es autocitarme, llamadme pretencioso, pedante, lo asumo de buen grado-, en 2004 escribí y publiqué una columna titulada Elogio de la infelicidad donde venía a decir que nunca he creído en la felicidad, y que esta negación siempre ha sido una constante de mi pensamiento, y decía también que yo solo soy capaz de administrar, a duras penas, momentos dichosos, venturosos, todos efímeros y gobernados por dioses menores. Digo esto porque hay una canción que me retrotrae a uno de esos momentos, efímero, dichoso, quizá uno de los momentos más felices de mi vida, un momento donde creí conocer la felicidad, por un instante es cierto, pero fue un momento gobernado por un Dios mayor, sin rostro conocido, omnipresente. Sería el año 1993 o 94, mi vida transcurría junto a mi primer gran amor, uno de los amores de mi vida. En la vida, en el recuerdo, son muy importantes los nombres, nombrar las cosas y a las personas, por el bien de uno mismo; mi gran amor de entonces se llamaba y se llama Pepi, el amor de mi adolescencia y juventud, con quien aprendí el significado de amar, de desear, con quien descubrí el sexo, con quien conocí el dolor también, la devastación personal. Pasé 25 años amándola, en el  momento de separarnos había pasado más tiempo con ella que sin ella.

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Ejercicios de incertidumbre 22, por Javier Cebrián

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19

Uno se busca en la felicidad y se encuentra en el sufrimiento.

HENRI BATAILLE (Dramaturgo francés, 1872-1922)

Hasta la fecha llevo escritos y publicados, en teoría, 21 ejercicios. El último publicado fue el núm. 21. Pero la realidad es que solo son 20. Me explicaré. Al revisar la carpeta de mi ordenador con los ejercicios, he podido comprobar que no está el núm. 19, salté en su publicación, por puro azar erróneo, del 18 al 20.  Es curioso que sea precisamente el 19, y así he titulado este intento de ejercicio. El número que nombra al virus que tiene confinada a la humanidad, el COVID-19, que ha parado el mundo. Podría ahora escribir de si creo que el mundo que nos viene va a ser un mundo peor o mejor, o si este sufrimiento nos servirá, a la humanidad entera, para aprender, aunque sinceramente yo nunca he aprendido nada del sufrimiento. Yo veo un mundo, y lo veo ya, en este momento, en la actualidad, gobernado, en muchos casos, por idiotas, y creo que lo seguirá siendo después de que pase esta tormenta perfecta. El Coronavirus es la metáfora, el comburente, lo que provoca la combustión de otras sustancias, de otros sucesos. La verdad es que creo estar viviendo una pesadilla que nunca imaginé, tampoco me sirve esta situación para hacerme una idea mejor o peor de la condición humana o de la vida. La vida de un hombre, ya lo he dicho en otras ocasiones, es una sucesión de muertes personales, y también si esta sigue su curso normal, de seres queridos. Vivir es, entre otras muchas cosas, ver morir a los tuyos y a los otros, y el final siempre es conocido y siempre termina mal para uno mismo, claro.

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Ejercicios de incertidumbre 21, por Javier Cebrián

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EL CALOR DE LAS COSAS PEQUEÑAS

 

 

los libros sirven precisamente para lo contrario: enseñar a ser libres, a salir de las jaulas.
GISMONDI, Lo que lee un editor. Javier Castro Flórez.*
 

He ido postergando la redacción de este ejercicio, el número 21 ya, bastantes días. He estado trabajando en varias ideas, con distintas intenciones, sin saber muy bien por cual inclinarme. La verdad es que esta realidad de nuestro confinamiento me ha impactado mucho, y creo que me ha impelido a no escribir, para no hacerlo sobre el Covid-19, para no hablar precisamente de este confinamiento, muchos otros lo están haciendo mucho mejor de lo que yo lo haría, con dietarios, diarios, cuadernos de bitácora, de mucho interés. No quiero escribir sobre esto, no lo deseo, pero es cierto que la realidad es arrebatadora y esta me está agotando, exasperando, así en gerundio. Como ya dije en mi anterior ejercicio la imbecilidad de la gente es algo que me sorprende cada día. Hay mucho imbécil suelto y también confinado. Me niego a seguir el juego de estos cretinos, intoxicadores, inventores de bulos y fakes como se dice ahora. Para mí vivir este confinamiento es un trauma. Nunca podría haber imaginado mi futuro así, mucho menos mi presente. No puedo ir a saludar, siquiera, a mi madre, no puedo abrazar a quien quiero, no puedo besar a quien estoy deseando besar, no puedo follar con quien lo deseo. Aquí estoy en este lugar que no es mi casa pero me acoge, pasando los días, colgando tontadas en el Facebook, vídeos para hacer sonreír a mis amigos, comparto las músicas que me emocionan, trabajo un poco en mis cosas y leo.

Estos días de confinamiento, en los que he estado de baja médica preventiva, por sufrir al principio del mismo unos síntomas sospechosos que por suerte no se han materializado, he terminado la lectura de 2 libros que me han parecido maravillosos por razones distintas. La historia escondida, de Xuan Bello (Xordica 2019), y Lo que lee un editor de Javier Castro Flórez (Fundación Newcastle, 2019).

Dice Javier Castro Flórez a propósito de Robert Walser1:-es un libro este Lo que lee un editor, de artículos literarios en forma de reseñas de libros muy particulares, distintas, literatura dentro de la literatura, como un magnífico ejercicio metaliterario de amor a los libros y a las lecturas, un homenaje continuo a escritores y libros, que podríamos considerar raros, si no raros sí diferentes en muchos casos- si nos atrae, si nos despierta tanto amor, es porque todos nos hemos sentido solos como él y hemos caminado alguna vez sin rumbo, cargados de infelicidad, aferrándonos al calor de las cosas pequeñas (pág 106  Montiel). Y esta lectura, emocionada, me ha hecho recordar que eso es precisamente lo que yo hago con mi escritura, aferrarme al calor de las cosas pequeñas. No en vano he titulado de esta guisa 2 de mis libros, uno publicado de poemas en prosa intitulado Bagatelas (Babilonia 2017) y otro inédito de artículos que se titula Cosas mínimas (2004-2017). Y es eso precisamente, ya desde los títulos, lo que intento, otorgar relevancia a las cosas pequeñas, mínimas, a las bagatelas, que dan el verdadero significado a esta palabra misteriosa que es vivir. Creo firmemente en ello y por supuesto me emociona encontrarme con estas lecturas. Javier Castro Flórez siempre escribe sus reseñas con 636 palabras, y siempre introduce en las mismas el calificativo maravilloso para definir los libros que reseña, y en todas ellas, como no podía ser de otra manera, nos habla de sí mismo. Un libro maravilloso.

Xuan Bello, uno de mis escritores favoritos, al que ya he citado en ejercicios anteriores, escritor en lengua asturiana, nos dice en su “La historia escondida”: toda narración es la crónica de un viaje, se trata en palabras de su autor, de una novela documental, en la que nuestro escritor consigue darle voz al olvido, porque para él eso es escribir. Porque también nos dice, y de ahí el título, que dentro de cualquier historia siempre hay una historia escondida. Y esta es una de mis obsesiones en cuanto se refiere a la escritura, lo que hay escondido detrás o debajo de las palabras, es decir, el subtexto, para mí lo importante al escribir es lo que no digo, lo que no expongo, lo que hay por debajo, soterrado. El pasado es un país extranjero donde las cosas siempre suceden de otra manera.

Se trata como bien dice Castro de la eterna extrañeza de la vida, en los libros está todo, están nuestras vidas. Darle voz al olvido como dice Bello. Si miro hacia atrás deviene más olvido que recuerdo, apenas recuerdo a mis abuelos, solo trazos, pequeñas visiones, apenas recuerdo a mi padre, casi he olvidado su voz, como he olvidado la voz de mi amor temprano, no recuerdo con claridad a mi prima muerta a los 20 años entre sueños de heroína. Recuerdo a mis compañeros de colegio apenas. Y lo que recuerdo estoy seguro  de que está sucediendo de otra manera en el pasado a como lo recuerdo, porque el pasado sucede, sigue sucediendo, no deja de suceder, ese es su misterio. Es el presente la falacia, porque lo perdemos de inmediato, y solo nos queda ya el pasado o su recuerdo, es la teoría de Las muertes sucesivas, morimos continuamente, no dejamos nunca de morir.

Esta última reflexión me lleva a otro libro maravilloso que llevo leyendo toda mi vida, casi con pavor, sí, con miedo, se trata de El proyecto Atman de Ken Wilber2 (edición española, Kairós 1989) en el que el autor estadounidense nos habla de la Filosofía perenne, de la naturaleza última de la realidad como vacuidad, vacío, nada, algo que me aterra. En realidad se refiere al Sunyata: todas las cosas y todos los eventos del universo constituyen aspectos diferentes de la misma Totalidad, Fuente y Esencia de la Realidad única. Esto, obviamente, es tan cierto para los hombres como para las mujeres. Nos dice que esa Totalidad es la realidad, la única realidad. La filosofía perenne nos dice que la necesidad y el anhelo fundamental de todos los hombres y de todas las mujeres consisten en el redescubrimiento de esta Totalidad infinita y eterna. Aterrador, ya se lo digo yo, identificar totalidad con vacío. Para Ken Wilber el presente es todo lo contrario de lo que yo he dicho antes, la falacia. Para él La eternidad no es un tiempo eterno, sino el presente real, imperturbable e indestructible. El presente es lo único que no tiene fin.

Yo escribo sobre la incertidumbre de vivir, y qué mayor incertidumbre que la que estamos viviendo todos estos días, donde la muerte y la vida se miden por números, por cifras, donde no sabemos cuándo volveremos a ser tal como éramos, si es que lo volvemos a ser. No sé qué interés pueden tener, no ya utilidad -el debate sobre el utilitarismo de la literatura o el arte, en estos días podría venir muy a cuento- mis escritos, mis ejercicios, si le servirán a alguien, si me sirven a mí, o a ti. No sé su alcance, a mí me sirven para desconocerme un poco más, qué mejor manera de volver a empezar, como la película de José Luis Garci3, porque todo lo que hago es incertidumbre, puedo expresarlo de otra manera: todo lo que hago en la vida me reporta incertidumbre, si me enamoro, si deseo, si dejo de querer, si busco, si huyo… Todo me conduce a ese abismo que en mí se expresa como una pulsión irremediable, yo creo que es huir del vacío lo que hago, más me valdría buscar esa totalidad, ese Sunyata de la que nos habla la Filosofía perenne.

Si miro hacia atrás no puedo más que echar de menos a mis seres queridos, y si miro al presente o hacia el futuro, lo único que hago es echaros de menos a todos, seres queridos a los que nunca comprendí, os echo de menos desde mi confinamiento, os deseo, os quiero, os amo, quiero abrazaros, besaros, follaros en algunos casos. Y en estos tiempos de recuentos de contagios y muertes me vienen a la mente las últimas palabras de Olimpia Fernández Parrondo: ¡Qué indignidad morir! (La historia escondida, pág 180).

Me quedan el recuerdo, darle voz al olvido y los libros, ya lo he dicho en otras ocasiones, en los libros está todo o casi todo, toda biblioteca tiene algo de cementerio en el que los muertos estuvieran vivos (Lo que lee un editor, pág 47, Carandell).

 

 

 

* Javier Castro Flórez. Plasencia 1966, en el 2015 pone en marcha Newcastle ediciones en Murcia.
Lo que lee un editor, recoge los textos publicados como reseñas en el suplemento de libros
del Diario La Opinión de Murcia entre el otoño de 2018 y la primavera de 2019.

 

1- Robert Walser. Escritor suizo de lengua alemana (1878-1956)
2- Ken Wilber, escritor estadounidense (1949). Filosofía, psicología, religiones comparadas, historia, ecología y misticismo.
3- José Luis Garci. Madrid 1944. En 1983 ganó el primer Óscar para una producción española a la mejor película de habla no inglesa por Volver a empezar. Ha sido nominado para esta misma distinción otras tres veces por las películas: Sesión continua (1984), Asignatura aprobada (1987) y El abuelo (1998). Es miembro de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood.

 

 

EJERCICIOS DE INCERTIDUMBRE 18, por Javier Cebrián

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PHÓTOS, KÁTHARSIS, ESPERANZA.

tú sabes que está dedicado a ti

 

Para redactar mi ejercicio, esta vez voy a empezar por introducir las citas que había pensado utilizar en el desarrollo, en la redacción del mismo, a modo de intertextualidad, al montaigniano modo, en claro homenaje a mi admirado Michel de Montaigne1. Pero esta vez he cambiado mi intención primera, como ocurre tantas veces en la vida. Esta vez mi intención era hablar de la esperanza:

 

yo que hago de la sed la despedida

la despedida que hay en toda espera*

 

*Estos versos memorables pertenecen al poeta de Redován, Miguel Ruiz Martínez, fallecido en 2009. Un poeta de verso intenso y barroco, una poesía grandemente simbólica. Oscuridad y luz a partes iguales. Experimentación y una vuelta de tuerca al lenguaje y a la propia poesía. Versos extraídos de su poema LAS HORAS DE CRISTAL, de su poemario LLORA EN EL VELO MORTAL de 1986, incluido ahora en su poesía reunida EL CORAZÓN DEL CLAROSCURO (2019), edición a cargo de la Fundación Cultural Miguel Hernández de Orihuela, coordinada por Ada Soriano, José Luis Zerón, José Manuel Ramón y José María Piñeiro.

Sí, quería hablar de la esperanza, y es verdad que en toda despedida hay una espera. Toda esperanza contiene en sí misma una despedida.

Transcribo, como decía, las citas:

 

largo y arduo es el camino que conduce del infierno a la luz

John Milton2

Quien pisa con suavidad va lejos

Proverbio chino

La esperanza es el sueño de los que están despiertos

Carlomagno3

Detrás de cada noche viene una aurora sonriente

Khalil Gibrán4

la esperanza es el único bien común a todos los hombres; los que todo

lo han perdido la poseen aún

Tales de Mileto5

 

También tenía la intención de hablar de los vocablos griegos Phótos y Kátharsis, el primero: deseo de lo inalcanzable o lo ausente, un deseo que hace sufrir  porque es imposible de calmar. Según Irene Vallejo6  -de vez en cuando uno se topa en su librería, por azar, con algún libro maravilloso; es el caso de “El infinito en un junco. La invención de los libros en el mundo antiguo”. Una maravilla erudita y divertida por igual, poética, una fiesta literaria-, este vocablo es la palabra griega que sirve para describir la obsesión que sufría Alejandro Magno7, el gran conquistador macedonio. Nombra también el desasosiego de los enamorados no correspondidos y la angustia del duelo. Alejandro no encontraba calma en su deseo de ir más allá. El segundo: entre los antiguos griegos es la purificación de las pasiones del ánimo mediante las emociones que provoca la contemplación de una situación trágica; según la RAE, experiencia purificadora de las emociones humanas, (Catarsis) viene de Kátharsis: purga, purificación, y en literatura es el efecto purificador que experimenta el espectador a través de una obra de arte. Un concepto ideado por Aristóteles en su Poética8 por vez primera. En definitiva una liberación o una transformación interior provocada por una experiencia profunda, un cambio.

Mi querido amigo Francisco Gómez9, del que tantas cosas me separan, casi todas, y que otras nos unen: como la amistad franca y sincera y la literatura, publicó en 2009 su libro Sueños de Nadie, (Colección El picudo blanco), libro que se abría con un relato titulado El hombre que llovía, seguramente un relato fallido o no redondo del todo, que introducía una imagen poderosa y bella en su personaje principal, Pedro Cifuentes, un hombre condenado a su destino, en palabras de su autor, la insatisfacción permanente de la condición humana. Este personaje es un hombre al que lo persigue una nube lluviosa, es decir solo llueve sobre él, esté donde esté, bajo techo, en casa, en la calle, bajo el paraguas… Pues bien esta imagen… es una foto fija que me persigue últimamente, exactamente así me siento, o me sentía hasta hace poco, perseguido por una lluvia propia y única, solo mía y de nadie más, una imagen evocadora de la tristeza, de esa insatisfacción de la que habla Francisco Gómez, yo condenado a mi destino.

Pero hete aquí, que la vida te depara regalos inesperados, despedidas y esperas, las despedidas que hay en todas las esperas… Y he pasado de esa insatisfacción, de ser perseguido por esa nube, esa lluvia cual si fuera el Phótos griego, el deseo de lo ausente, de lo inalcanzable, a esa Kátharsis, esa purificación, esa liberación, ese cambio, un abrir los ojos a la esperanza, porque detrás de la noche viene una aurora sonriente. Esa aurora sonriente ha visitado mi casa, me ha atrapado, me ha arrasado, se me ha llevado por delante, desatando en mí el deseo de lo presente, de lo alcanzable, de lo realizable. Con alegría y tristeza a partes iguales pero con pasión. Toda catarsis conlleva un cambio, una crisis, un sufrimiento, una asunción de la realidad y de las responsabilidades. ¿Cómo le dices a quien has amado tanto, que representa la mayor decepción que has sufrido en tu vida? Sabiendo que la decepción es hacia ti mismo. ¿Cómo le dices que es el dolor más grande de tu corazón, la mayor desolación, cómo se puede explicar esto sin causar daño? Quizá asumiendo, como escribe Xuan Bello10, en La historia escondida, la conciencia de que puedes infligir dolor, sintiendo, en carne propia, la conciencia del dolor propio y ajeno.

La esperanza, la ilusión, tienen nombre propio, quizás nombres propios, porque observas el mundo con otra perspectiva, sí, atisbas las miradas que antes no percibías, te sientes deseado o amado, te sientes angustiado también, porque toda esperanza tiene en sí una pequeña angustia deseable. Vuelves a vivir, es así de sencillo. También sabes que puedes salir dañado otra vez, pero no te importa.

Por un lado ves alejarse a ese amor que creías el amor de tu vida, cada minuto más distante, más lejano, más desconocido, ese lugar al que creías haber llegado; por otro lado te llega el amor de siempre, ese que nunca has olvidado, ese deseo inalcanzable que se entrelaza en tu respiración, que te respira, al que respiras, y por otro en la lejanía, buscas el sol, la luz, esa flor nombrada… otra puerta liberadora, la catarsis, el sueño del que sigue despierto, la esperanza… y sonríes, por fin sonríes, sigues aquí, otra vez la canción de Sondheim11 I’m still here, del musical Follies de 1971. Sigues aquí, sonríes. Atrapas la suerte. Como la leyenda del Ave Fénix, nuestros finales fueron principios.**

 

 

** Get Lucky, Daft Punk, feat Pharrel Williams and Nile Rodgers
1-Michel de Montaigne. 1533-1592, político y escritor francés, creador del género literario conocido en la Edad Moderna como ensayo.
2- John Milton (1608-1674), poeta y ensayista inglés, conocido especialmente por su poema épico El paraíso perdido (Paradise Lost).
3-Carlomagno, Carolus [Karolus] Magnus; 742, 747 o 748 – 814) fue rey de los francos desde 768, rey nominal de los lombardos desde 774 e Imperator Romanum gubernans Imperium ​desde 800 hasta su muerte.
4-Khalil Gibrán (1883-1931) fue un poeta, pintor, novelista y ensayista libanés; conocido como el poeta del exilio.
5-Tales de Mileto, (624 a.C.- 546 a.C.)​ fue un filósofo, matemático, geómetra, físico y legislador griego.
6-Irene Vallejo (Zaragoza, 1979), Premio Ojo Crítico de narrativa (2019). Premio Los Libreros Recomiendan (2020), en categoría de no ficción, por El infinito en un junco.
7-Alejandro Magno, Alejandro III de Macedonia (Pela, Grecia; 20 o 21 de julio de 356 a. C.​ – Babilonia; 10 o 13 de junio de 323 a. C.), más conocido como Alejandro Magno o Alejandro el Grande, fue rey de Macedonia (desde 336 a. C.), Hegemón de Grecia, Faraón de Egipto (332 a. C), Gran rey de Media y Persia (331 a. C), hasta la fecha de su muerte.
8-Poética de Aristóteles, La Poética o Sobre la poética es una obra de Aristóteles escrita en el siglo IV a. C. Su tema principal es la reflexión estética a través de la caracterización y descripción de la tragedia. Aristóteles se propone hablar «del arte poético en sí mismo y de sus formas, de la potencialidad que posee cada una de ellas, y de qué modo se han de componer las tramas para que la composición poética resulte bella».
9-Francisco Gómez, Elche 1966. Escritor y periodista ha publicado varios libros de relatos y de artículos periodísticos (la trilogía Crónicas de la city) En 2019, publica su primera novela Historia de una mentira, colección Frutos secos, Ed. Frutos del Tiempo.
10-Xuan Bello, Paniceiros, Asturias, 1965, uno de los escritores más destacados de la literatura española contemporánea, en lengua asturiana.
11-Steve Sondheim, 1930; compositor y letrista estadounidense, especializado en el género musical.

 

 

 

 

Ejercicios de incertidumbre 16, por Javier Cebrián

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DESAPARECER

a Pepi

a An Yi

y al amor que eres

 

Cuando publiqué el ejercicio anterior, el número 15, me escribió mi amigo Gabi para decirme que tenemos gustos comunes, haciendo referencia, en este caso, a nuestro gusto por la canción Being Alive de Stephen Sodheim de la que hablaba en el artículo, y me sugería que podría escribir un nuevo ejercicio sobre otra canción del compositor norteamericano I’m still here, perteneciente al musical Follies, estrenado en 1971, de la que me decía que es una de sus canciones favoritas. Le contesté que era una bonita posibilidad ya que para mí también es una canción memorable, pero que estaba preparando ya, mi ejercicio número 16, este, o no exactamente este, que trataba sobre la desaparición.

La desaparición, en todas sus vertientes, es un tema que me obsesiona. Mi admirado Enrique Vila-Matas1, ha escrito mucho sobre esto, sobre todo en sus novelas Bartleby y compañía (Anagrama 2000), donde escribe sobre escritores reales que dejaron de escribir, bien por el silencio o bien por la muerte, y en Dr. Pasavento (Anagrama 2005), donde hace ficción de su propia vida para indagar en primera persona sobre este fenómeno que obsesiona o acecha a muchos escritores, que en algún momento de sus carreras se plantean dejar de escribir.

En mi caso se trata de una literaturización de la vida, quizá cargada de un excesivo idealismo. Podríamos preguntarnos aquí ¿dónde comienza la realidad y termina el subjetivismo de un ser humano, de un escritor en este caso, sabemos dónde está el límite entre ficción y realidad, al menos en literatura? Friedrich Nietzsche2, el filósofo y filólogo y poeta y músico alemán, considerado uno de los filósofos más importantes de la Filosofía Occidental, se preguntaba: ¿Qué dosis de verdad puede soportar un ser humano? Y Jean Rostand3,  escritor, filósofo y biólogo francés dijo: El que pone demasiado de su vida en su literatura, con frecuencia pone demasiado de su literatura en su vida.

Para Vila-Matas, la desaparición es muy complicada, casi incomprensible porque el yo se resiste “sospecho que, paradójicamente, toda esa pasión por desaparecer, todas esas tentativas, llamémoslas suicidas, son a su vez intentos de afirmación de mi yo”. Como veis volvemos sobre el yo y su problemática, como siempre. En cambio Sergio Pitol4, otro de mis escritores favoritos, maestro del cuento contemporáneo, lo define como “la idea del descenso, el viaje a uno mismo, el deseo de viajar sin retorno”. No puedo estar más de acuerdo con el maestro mexicano.

Efectivamente desaparecer es muy complicado, al menos si hablamos de desaparecer por decisión propia en cuanto a la idea de escribir o dejar de escribir, también lo es si se quiere desparecer sin más, si no hablamos de algo trágico. “Desapareció sin más… como un puño al abrir la mano”, como escribió Dashiel Hammet5, en El halcón maltés. A veces uno no es responsable de determinadas desapariciones, de ese desvanecimiento al que las circunstancias lo obligan. Volviendo a la película Historia de un matrimonio (2019), de la que hablaba en mi anterior ejercicio, en ella hay una escena que me tocó profundamente, y que puede explicar, sin palabras, tan huecas a veces, tan sobrevaloradas otras, tan intangibles casi siempre cuando no estamos dotados de su dominio, lo que quiero expresar: Charlie vuelve a la casa de la que fue su familia política y observa cómo la vida ha vuelto a la normalidad sin él, a las ilusiones, a la alegría y cómo alguien ha ocupado su lugar en el amor de todos; en un momento mira las fotos, colocadas en el aparador del recibidor, de la familia, y observa que él ya no aparece en ninguna de ellas, lo han desvanecido, desaparecido, como síntoma de pervivencia y de que la vida sigue su curso, ya no es parte, no solo de la vida, sino del recuerdo, de la que fue su familia.

Y es aquí, en este justo momento, en el que se me escapan, insumisas, las lágrimas, cuando me viene la canción, de la que me habló mi querido Gabi, como un torbellino, como un huracán I’m still here. Sí, encaja, viene a cuento, es este azar de la literatura, de la vida, que lo une o imbrica todo, a la manera de las tejas de los tejados, de las escamas de los peces, de las hojas de los árboles, como escribí en mi ejercicio anterior. Una canción hermosa, que es la proclamación del yo por encima de los avatares y de los embustes, que es un canto insumiso a la supervivencia del yo, una negación de la desaparición…

Good times and bum times,

I’ve seen them all and, my dear,

I’m still here.

Plush velvet sometimes,

Sometimes just pretzels and beer,

But I’m here.

I’ve stuffed the dailies

In my shoes.

 

Buenos tiempos y malos tiempos,

Los he visto a todos y, querida,

Todavía estoy aquí.

Terciopelo de felpa a veces,

A veces solo pretzels y cerveza,

Pero estoy aquí.

He llenado los diarios

En mis zapatos.

Del mismo modo que Charlie, yo sufro esa misma sensación cuando vuelvo a casa y observo que no queda rastro de mi paso por ella, me he desvanecido, he desaparecido, como si nunca la hubiera habitado, y esa extrañeza es lo único que queda de mí en ti. Una vez dije que tus muertos siempre serán mis muertos, y aunque lo siento así, porque el amor por las personas idas no conoce de desavenencias, también sé que, de alguna manera, estoy errado. La verdad es que aquellos muertos fueron mis muertos y ya no lo son…  Sí, es extraño, pero es verdad, porque la verdad es siempre extraña, más extraña que una ficción, como bien dijo Lord Byron6. La realidad es una apisonadora, pero pese a todas estas desapariciones yo sigo aquí, buenos y malos tiempos, los he visto a todos y, queridas, todavía estoy aquí.

 

 

1-Enrique Vila-Matas (Barcelona 1948)

2-Friedrich Nietzsche (1844-1900)

3-Jean Rostand (1894-1977)

4-Sergio Pitol (1933-2018)

5-Dashiel Hammet, escritor norteamericano de novela negra (1894-1961)

6-Lord Byron, George Gordon Byron, 6.º barón de Byron, (1788-1824), poeta del romanticismo británico. Antecedente de la figura del poeta maldito.