LAS MIRADAS DE JAVIER PUIG

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Por Francisco Gómez

Acabo de leer “En la mirada” del poeta, articulista y escritor, Javier Puig, editado con elegancia por la editorial Sapere Aude en su colección Ad versum, su primer gran proyecto poético tras la primera incursión con la plaquette “Estancia en la finitud” de 2020, publicado por Ediciones Frutos del Tiempo, en su nueva colección de poesía.

Intentar trazar un bosquejo de un poemario tan hondo, meditativo, con una atención empática y reflexiva sobre personajes queridos de carne y hueso junto a otros literarios y cinematográficos no es tarea fácil. Conozco la exigencia literaria de Javier Puig y sus aproximaciones siempre lúcidas y profundas al alma y la naturaleza humanas.

Siento que Javier quiere comprender, sentir como propias los dolores y vicisitudes del espíritu de los otros. El mosaico de vivencias, emociones, pensamientos e ideas que asolan a Charlotte, a uno de sus poetas predilectos, Luis Cernuda, Alejandra Pizarnik o de películas como Dersu Uzala: “Eres devoto de la larga/ travesía de los esfuerzos/ pero estás triste y cansado/ de arrastrar tanta ausencia… /porque tener miedo/ es tu oración y tu respeto”. A la escultora francesa Camille Claudel, a Etty, judía holandesa mística que murió en la atrocidad de Auschwith: “Admites el enigma de lo terrible/ para no negar a Dios”; Josep K.: “Los laberintos te buscan/ y te encuentran airado/ extrañándote en los pasillos de la asfixia… Insistes en la equivocación del mundo/ pero ya a nadie le importa”/. Su poema a uno de sus músicos, Gato Pérez y su festiva música triste o a la icónica Marilyn: “Cuando se apaga la imagen/ que te antecede en el mundo/ una ráfaga de claridad te muestra/ el honesto viaje a un más allá de ti misma”.

Puig busca comprender las raíces del dolor, la desolación y la incerteza de los otros en la primera parte “Palabras ante el dolor”.

Tanto la primera como segunda parte, “Los espejos en la mirada” se abren con citas del pensador chino Confucio. Un verbo observador, discursivo, explorador de la mente y el alma con palabras y adjetivos precisos y polisémicos que esconden universos de significados.

El poeta catalán, afincado en Orihuela (¿qué tendrá este pueblo tan rico en poetas y escritores…?, un poquito ya mío también). La cita del poeta de la luz y la concordia, D. Vicente Aleixandre en el interludio de la parte segunda es la antesala de lo bueno que leeremos: “Baja, baja despacio y búscate en los otros/ Allí están todos y tú entre ellos/ Oh, desnúdate, fúndete y reconócete/”. Evoca lo que nuestra mirada anhelante de conocimiento y belleza anhela encontrar en los otros próximos que son parte de nosotros mismos, los más cercanos y queridos. Las experiencia del poeta que no olvida aunque el tiempo pase como en el poema “Variaciones de la luz”. Son versos, poemas que te conmueven, hacen sentir un Nosotros que nos identifica. Su declaración en “Escribo”: “Escribo mi débil verdad… Desde el verso concibo/ los confines auspiciados, la resonancia de lo primordial/ Y del retrato sincero de mi reflejo”.

En “Nosotros” vive con los suyos una jornada gozosa de verano: “Despierta en mi día/ la imagen y el murmullo/ de un eterno presente…/ que en la mañana festiva/ se entregan a la facilidad del mar/ para imponer su dádiva”.

Es un verso preciso, iluminado, elaborado. Nada está escrito al azar. Como en “No es hoy”; “Parece que ahora no es hoy, / que estoy dentro de un vacío… Vivo en la vía muerta de unos instantes/ que largo tiempo me esperaron/. El poema “Este bello secreto que no cansa” parece una declaración de intenciones: “A veces soy un extraño para mí/ y no porque no pueda predecirme/ sino porque me busco/ desde muy detrás de mi mirada/.

Los poemas dedicados a su Padre que tanto me interpelan y hacen sentir y pensar. La indagación continua en el ser de los otros que somos nosotros mismos. Los poemas vestidos con el devenir como escenario y la memoria que es un bálsamo en los momentos dichosos, azules y amarillos. Los poemas dedicados a sus nietas, a su hermano Alberto, al pintor Teodomiro, hermano de la también poeta oriolana Ada Soriano, que también acaba de publicar poemario, “Línea continua”: “En la luz y la oscuridad de tus colores/ se revela también el grito de los espejos”/.

La búsqueda ontológica y contradictoria del ser en los otros que son, somos uno mismo, nuestros alter ego. El poeta comprensivo e investigador como en “Ya es raro”: “Ser para este/ que no sé muy bien quién soy, / o para luego/ para un momento que surja/ de este presente/”. Emociona hondamente y te obligan a pararte los primeros versos del último poema “Las heridas”: “Por donde quiera que vas, / allí donde escuchas/ entra en ti la noticia de una herida”. A uno se le antoja también escuchar a Miguel en estos versos.

Un poemario “En la mirada” que vale la pena leer y releer. Mucho. Para tratar de comprender, entender, sentirnos, vivirnos en los otros que forman parte de ti. “En la mirada de un hombre que ama, comprende, piensa y siente la piel de los demás como propia”.

Un poeta tardío en publicaciones y extraordinario que nadie que ame la poesía debería ignorar.

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